
El stalking, también conocido como acoso obsesivo, es una conducta no deseada y persistente que implica seguimiento, vigilancia, acoso y hostigamiento hacia una persona. Este comportamiento puede tener graves consecuencias para las víctimas, afectando su bienestar emocional, psicológico y físico.
Las víctimas de stalking suelen experimentar miedo, ansiedad, estrés y paranoia, ya que se sienten constantemente amenazadas y vulnerables. El acosador puede utilizar diferentes medios para llevar a cabo su acoso, como seguir a la víctima, enviar mensajes amenazantes, realizar llamadas telefónicas constantes o incluso agredirla físicamente.
El stalking no solo afecta a la víctima directa, sino también a su entorno cercano, como familiares, amigos y compañeros de trabajo. Las consecuencias del acoso obsesivo pueden ser devastadoras, provocando trastornos de ansiedad, depresión e incluso traumas psicológicos en las personas afectadas.
Es importante tomar medidas para prevenir y combatir el stalking, como informar a las autoridades, recopilar pruebas del acoso, establecer medidas de seguridad y buscar apoyo emocional y psicológico. Nadie debería sentirse amenazado, perseguido o acosado, y es fundamental proteger la integridad y la seguridad de todas las personas.